La memoria de los Beatles

 La película Yesterday, dirigida por Danny Boyle, imagina una ucronía donde los Beatles nunca existieron, aunque un cantautor sin éxito, llamado Jack Malik, recuerda fragmentariamente las letras, los acordes y las melodías de sus canciones. Un comentario sobre este relato cinematográfico.

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 Más de medio siglo es insuficiente para borrar la sombra de los Beatles. Peter Jackson los ha revivido de un modo íntimo con las cintas relegadas de Get Back (2021). Practicando el juego inverso, el film Yesterday (2019), dirigido por Danny Boyle, propuso un mundo ficticio donde nunca existieron. Esta ucronía se transforma en distopía para cualquier fan del grupo. Eso es lo que experimenta el desafortunado Jack Malik en una trama que, a pesar del guión fallido, entretiene y divierte. Cierto humor, apoyado en la cultura Beatle, rescata, por momentos, al film de su indecisión cinematográfica. Recordemos que el humor levemente irónico, con ambigüedades semánticas, fue practicado por los cuatro fantásticos.

 Dos escenas representan bien ese rasgo lúdico. La primera es cuando Malik, luego de su accidente de tránsito, recibe una guitarra nueva de parte de sus amigos. Entonces, para corresponderse con ellos, interpreta “Yesterday”, pero nadie reconoce la melodía. Aquí se cruzan el asombro frente al hecho estético y el sentido emocional que el protagonista le carga a esa canción. Hasta ayer, sus problemas eran menores que los de hoy, cuando, por lo menos, no le faltaban los dientes. A esta circunstancia de total derrota, donde Malik siente que es la mitad del hombre que solía ser, se le suma la desesperación por la falta de reconocimiento de uno de los temas más versionados de la música popular. 

 La segunda escena es cuando Malik, encaminado hacia la sustitución de autor, quiere interpretar, frente a su padre y a su madre “Let It Be”, pero a cada rato diferentes personas interrumpen, con acciones intrascendentes, la manifestación de una obra trascendente. No dejan que la canción sea. Le cambian el nombre cada vez que la pronuncian. Esta escena adquiere un rasgo tragicómico, con una falta de solemnidad que no se despreciaría para un sketch de los Monty Python. El film Get Back nos hace espectadores de los ensayos del grupo y vemos cómo los Beatles juegan con sus canciones: les cambian las letras, las cantan con formas ridículas, las parodian, las cruzan con la tradición previa; rompen con la solemnidad que composiciones como “Let It Be” y “Two of Us” pueden llegar a tener. 

 Por otro lado, el film reproduce un equívoco: reduce el legado de los Beatles a la belleza de sus canciones, a las melodías y a las letras que, en algunos casos, han quedado desfasadas con la actualidad. Los mismos personajes de Yesterday lo advierten con guiños, como cuando Malik improvisa en Rusia “Back to the USSR” o como cuando Ed Sheeran le sugiere que cambie el título de “Hey Jude” por “Hey dude”. La influencia decisiva de los Beatles está menos en las canciones pop que en los arreglos, en la instrumentación, en la grabación y la mezcla de estudio que han tenido sus canciones, sobre todo a partir de las sesiones de Revolver (1966). Pensemos en “Eleanor Rigby”, en “Tomorrow Never Knows”, en “Strawbery Fields”, en “Penny Lane”, en “A Day in the Life”, en “Because”. 

Malik prueba su nueva guitarra tocando Yesterday.

 En otras palabras, la creatividad de las ideas, traducidas a formas concretas, son las que han ejercido su influencia en la música popular. The Beatles fue un sistema creativo, donde hubo agentes importantísimos como George Martin para materializar las ideas de los jóvenes músicos. Eso fundamentó la evolución de las canciones que venían componiendo con sistematicidad y a los apurones desde comienzos de los ‘60. El legado artístico de los Beatles está en esa búsqueda, en la síntesis, en el funcionamiento de una máquina compositiva que excede al núcleo musical. Asimismo, The Beatles es un grupo de rock inaugural: el precedente del Shea Stadium para los mega recitales, los videos de “Paperback Writer” y “Rain” como clips para la televisión, el ambicioso arte de tapa del Sgt. Peppers Lonely Heart 's Club Band, la transmisión mundial vía satélite de “All You Need Is Love”, el reality televisivo sobre cómo un grupo, que no ha tocado frente a un público durante años, trabaja para componer su nuevo álbum. 

 Pues bien, la ironía en Yesterday es que las canciones que más brillan en su desnudez melódica son dos creaciones solitarias de Paul McCartney: la que le da nombre a la historia y “The Long and Winding Road” (el tema con que Malik le gana el desafío compositivo a Ed Sheran). Son los dos momentos más conmovedores y trascendentes de la película, en los que sentimos íntimamente el poder de la música y volvemos a descubrir aquellos temas. Además, dentro del mundo vertiginoso de la fama, siendo parte de la industria musical, la canción que describe esa circunstancia agobiante de Malik es “Help!”, una letra autobiográfica de Lennon, aplicada ahora por transposición al protagonista, aunque musicalmente falta el toque distintivo que hace la diferencia en ese tema: el contrapunto vocal de McCartney. 

 Quizá otro detalle a favor de Yesterday sea el tópico de la identidad y el arte, la creatividad heredada que se convierte en una carga trágica, como sucede en “Calíope” de Neil Gaiman. Podría decirse que, de algún modo, Malik hereda las memorias imperfectas de Lennon, McCartney y Harrison. Hereda también las impiadosas presiones de la industria musical, aunque debe resistirlas solitariamente (“The One Man Only”). El sueño del éxito se ha convertido en pesadilla; una variante del clásico relato que transforma al deseo en maldición, como “La pata de mono” de Jacobs, reinventado por Alberto Laiseca en “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, que fue excelentemente mejorado en su versión cinematográfica. 

Malik interpreta Let It Be, pero siempre lo interrumpen

 El guión de Yesterday, claro está, ignora estas posibilidades literarias y se pierde en la estructura genérica. Un ejemplo es el desvío de Malik para encontrarse con un John Lennon que, por las alteraciones del destino, sigue vivo, retirado en algún lugar recóndito. Ambos se encuentran, hablan del amor, elemento que irá ganando protagonismo en el film. (Para entonces, la ucronía ya termina siendo una comedia romántica.) El acierto hubiera sido que ninguno de los cuatro fabulosos jamás hubiera existido. De lo contrario, al ver a Lennon, surge la curiosidad por conocer qué fue de la vida de los demás en este mundo alterno. Por otra parte, el hombre y la mujer que, al igual que Malik, siguen recordando a The Beatles son una cursilería, mientras que el último concierto es un absurdo, como si fuera el teatro onírico de Malik. 

 Imaginar de nuevo esta historia sería un buen ejercicio. Jack Malik es un compositor sin éxito. Se ha cansado de intentar un reconocimiento público que sobrepase los aplausos de sus amistades. Tiene algún talento para componer canciones y cantarlas, pero le falta esa chispa del azar que enciende la atención de las multitudes. Ni siquiera ha podido convocar gente en uno de los escenarios laterales de un festival multitudinario de grandes bandas. Así que, después de ese día solitario, Malik decide abandonar su faceta musical; decide olvidar sus canciones y disfrutar de la música que ha superado el rigor del tiempo. Quiere el destino que, de camino a su casa, en bicicleta, con la guitarra al hombro, un automóvil lo atropelle en un cruce de calles. El gran silencio se confunde con la noche. Despertamos, junto con la conciencia de Malik, en la cama de un hospital; se recupera pronto de los golpes, que parecen no afectarle, aunque su guitarra ha quedado destrozada por el impacto. Su novia, entonces, cuando está finalmente en casa, le regala una nueva. Para demostrarle su amor y gratitud, Malik interpreta "Here, There and Everywhere", pero ella no reconoce esa melodía; lo mismo sucede cuando canta "In My Life". 

 Faltan las explicaciones de este acontecimiento, pero prescindimos de ellas, al igual que Malik, que progresivamente va entendiendo la oportunidad que el destino le ha dado esa noche trágica. Su deseo ha modificado algo en la historia de la música. Hoy, en este mundo, él ha recibido los dones de otros para vivir la experiencia que persiguió durante su vida. Entusiasmado, recupera de su memoria, sin dificultad, aquellos temas que le hubiera gustado componer. Ahora son de él: cuando los toca por primera vez en este mundo le pertenecen. Empieza a presentarse de nuevo en los mismos lugares vacíos de ayer. La poca gente que lo escucha queda fascinada. Poco importa si canta en un bar o en una fiesta de cumpleaños. Graba su repertorio y empieza su escalera a la fama. Todo sucede tan rápido, todo es tan vertiginoso, que bien podríamos estar fuera del tiempo. Los eventos transcurren de un modo misterioso y nunca terminamos de entender si suceden en un día, en una semana o en un mes. Finalmente, cansado de todo este recorrido, vemos, por primera vez en la historia, que Malik se acuesta y cierra los ojos.

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