El saber de la arqueología

Leandro Forti, MAST, Santo Tomé, Arqueología

  
 Se inauguró este fin de semana el Museo Arqueológico de Santo Tomé (Roverano 555). Para el corte de cinta, asistieron autoridades provinciales y municipales. Además, se entregaron obsequios a los vecinos de Adelina Este que avisaron sobre los hallazgos. Esta crónica narra todos los detalles de este 25 de mayo en la ciudad.




 Territorio

Roverano es una calle de tierra bastante ancha que tiene una pendiente natural hacia el río. A medida que se avanza por ella en dirección a la barranca, se vuelve más angosta. Pero antes de que desaparezca en el pasto, en esa misma cuadra se divisa el Museo Arqueológico de Santo Tomé. Basta con mirar el edificio de la derecha, junto a la plaza José Ignacio Rucci, para darse cuenta de que es ahí. Ese gesto es más útil que leer las palabras verticales grabadas en un muro alto que lo nombran y que lo resumen con la sigla MAST. (A veces, la lógica de la arquitectura no combina con el sentido común.)

Frente al museo, sillas y un atril. A la izquierda, un escenario. Detrás, los niños jugando con actividades varias. Más al fondo, sobre calle Remedios de Escalada, los Artesanos del río. Faltan minutos para que inicie el acto de protocolo. Pero mientras tanto hay tiempo para una observación intrascendente. Los objetos antiguos se encontraron en la calle que tiene el nombre del emblemático historiador de la ciudad, cuyo apellido se repite al mencionar el Museo Histórico ubicado en Libertad y Sarmiento. Otro dato de color es que si se busca aquel sitio en el plano, hay que mirar bien en la esquina sudeste del mapa: ese territorio (la franja completa de Villa Adelina) le pertenecía a la localidad de Sauce Viejo.

Recién a fines de 1978, Santo Tomé (en dictadura) consolida su jurisdicción y mete esa zona dentro de sus límites, como consecuencia de la norma provincial 8266. Hasta entonces al límite sur lo marcaba Avenida Richieri... Toda actividad humana tiene sentido y deja huellas, inclusive el modo de habitar el espacio. Así pues, en referencia a los antiguos grupos nómades de esta región, uno de los carteles del museo explicará: “Emplazaban sus campamentos en lugares estratégicos del paisaje, como es el caso del sitio RÍO SALADO-CORONDA II, que se ubica en un punto elevado y próximo a cursos de agua como el río Salado y el río Coronda. Esto permitía una alta visibilidad del territorio y un buen acceso a los recursos vegetales, animales, arcilla, leña y agua”.


Vestigios culturales

Esta ciudad es objeto de investigaciones arqueológicas desde 2003. En ese entonces, se habían hallado pedacitos de vasija cerámica. Eso indicaba que un alguien remoto ya había transitado por esta zona. Años después, el agua de las intensas lluvias de 2007 que escurría por la calle Roverano desocultó lo que parecían fragmentos cerámicos. Fue un 30 de marzo cuando los vecinos de Adelina Este informaron lo que habían visto. Al día siguiente, el grupo de investigación comprobó que eran seis cráneos. Al quedar expuestos a la intemperie de la vía pública, esos restos óseos estaban en peligro. Podían destruirse, debido al tránsito de vehículos y de personas. Así que se trazaron 6 cuadrículas de 2 x 2 (un total de 24 metros cuadrados) para poder iniciar la excavación correspondiente.

Hasta ahora son 36 los individuos que se encontraron. De hecho, lo que se localizó fue un área de cementerio precolombino (previo al arribo de los españoles). Allí se distinguieron dos clases de inhumaciones. Una son los enterratorios primarios, donde la persona era sepultada y quedaba acostada pero de perfil. La otra son los enterratorios secundarios, donde los huesos no se encontraban en aquella posición anatómica, sino más bien como “paquetes funerarios”. O sea que la persona había sido enterrada en las afueras del lugar y después, trasladada y dejada definitivamente en el campamento. En términos históricos, el vestigio más antiguo (una falange de guanaco decorada) es aproximadamente del año 315 antes de Cristo.

Aquellos huesos humanos no se exhiben. Tampoco hay animales (jaguaretés o ciervos de los pantanos). “¿Qué hubo entonces en el museo?”, preguntará usted. Cuarenta fotos sobre las excavaciones, herramientas usadas para esa tarea, explicaciones históricas en las paredes, descripción de la metodología arqueológica, resumen de las situaciones del hallazgo, vitrinas con fragmentos de vasijas, restos trabajados de huesos de animales, pedacitos de herramientas de caza, contenedores de cerámica (uno con restos de valva de molusco). ¿Son objetos que al exhibirse funcionan mejor como proveedores de datos científicos que como atracción visual? Que lo decida cada visitante cuando vaya a partir del 10 de junio. Ante una consulta, la directora Rosario Feuillet explicó que lo principal es el saber que dan esos restos acerca de las costumbres y estilos de vida que tenían los antiguos grupos sociales.

En este sentido, la Ley 25743, que protege este tipo de patrimonio, define cuál es el interés de estas actividades científicas cuando en el segundo artículo apunta: “Forman parte del Patrimonio Arqueológico las cosas muebles e inmuebles o vestigios de cualquier naturaleza que se encuentren en la superficie, subsuelo o sumergidos en aguas jurisdiccionales, que puedan proporcionar información sobre los grupos socioculturales que habitaron el país desde épocas precolombinas hasta épocas históricas recientes”. Esta norma nacional fue promulgada en 2003. Entre otras cuestiones, establece que los objetos encontrados en los yacimientos durante el proceso de investigación son de dominio público. Por lo tanto, fija sanciones para el comercio privado o la apropiación de estos materiales.


El acto

El contexto de este 25 fue complejo desde el punto de vista político (más allá de la etapa previa a las elecciones legislativas). Para unos, los festejos se limitaron al aniversario de la Revolución de mayo. Para otros, fue también el recordatorio de los diez años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente. En el ámbito local, para algunos ciudadanos fue el día de la marcha que pidió seguridad y justicia por el comerciante asesinado Daniel Farías. Para los habitantes del sur, fue la apertura del Museo Arqueológico a metros de sus casas. Para todos, ese mismo sábado, a distintas horas, sonó el Himno nacional. El acto de inauguración arrancó con esa música patriótica. Siguió con el discurso del intendente Palo Oliver y luego, antes que el gobernador Bonfatti, habló la arqueóloga/antropóloga Feuillet.

La directora del organismo comentó la relevancia de los hallazgos. Señaló que este lugar histórico era importante en su época: “Estuvo funcionado como punto de atracción para distintas sociedades que vivieron aquí y que lo consideraron suyo, del mismo modo que hoy nosotros, santotomesinos, lo consideramos propio”. Feuillet también mencionó las tareas que tendrá este nuevo centro: “Aquello que no se conoce y no se quiere, no se preserva. Con lo cual nuestra intención, desde el museo arqueológico, es que se conozca, que se difunda, que lo preservemos para generaciones futuras. Porque el patrimonio arqueológico es un recurso no-renovable. Aquí, lo que se pierde se pierde para siempre y perdemos parte de una historia que no está escrita en ningún lado”.

Por otra parte, hubo reconocimientos para quienes colaboraron con el proyecto museológico. Distintos políticos y funcionarios entregaron objetos que hicieron los artesanos ceramistas del Liceo Faustino San Juan. El dato sobresaliente es la participación activa que tuvo la gente del barrio. Por este motivo, recibieron un obsequio Fabián Vicente, Nélida Fadel, María Elena Álvarez, junto con los integrantes de las familias Martínez, Errante y Dupuy. Además, en el sector de exposición del museo, un cartel los menciona como grupo: “Los vecinos de Adelina Este fueron una parte fundamental en la recuperación de los materiales. Se ocuparon de proteger el sitio e interiorizarse acerca de los hallazgos, brindando apoyo diario al equipo de investigación”.


Sala de exposición

Entregados los obsequios, se invitó al rejunte de políticos para que cortara la cinta. “De esta manera –anunció el locutor– dejamos formalmente inaugurado el Museo arqueológico de la ciudad de Santo Tomé e invitamos a los presentes a recorrer junto a las autoridades sus flamantes instalaciones”. La única guía era la curiosidad. A paso lento pero seguro, entre el barullo se avanzaba, cuidando de no pisar a ningún infante, tratando de no fotografiar nucas en primer plano, intentando visualizar de cerca las piezas mínimas protegidas por los cristales. Entre ese público amontonado, alguien sentado con la cabeza gacha parecía inmutable en un rincón. (Si algo han enseñado las estatuas vivientes es a desconfiar de lo inmóvil.) Nada grave: era la réplica de un arqueólogo trabajando con sus utensilios en una cuadrícula.

Trabajos del proyecto "Cartografía táctil para ciegos".
Al entrar en el MAST, el espacio disponible era más reducido de lo que se percibía desde afuera. (Baños, un sector administrativo y uno técnico ocupan el resto del emplazamiento.) Desde adentro, ya se podía oír que afuera empezaban a sonar los Canticuénticos, quienes animaron a niños y niñas con su música y sus actuaciones. Cuando la gente ya se dispersó un poco, las cámaras digitales empezaron a ir capturando virtualmente la materialidad de los objetos para traducirlos a una serie de ceros y unos. Quizás ese impulso no sea menos extraño que la pasión que sostiene la disciplina de interpretar sociedades antiguas sin escrituras.

Al igual que otros edificios provinciales didácticos, aquí la visita cuenta con la opción de una cartografía táctil. Las personas ciegas que sepan código Braille podrán leer un mapa de la manzana donde está el sitio arqueológico y un plano del museo con las respectivas referencias numéricas del recorrido. Además, lo anterior se complementa con una guía táctil educativa que informa sobre distintos aspectos: “Poblamiento americano”, “Suelo santotomesino”, “Secretos bajo la tierra”, “Reconstruyendo el pasado”, etcétera. Participaron de este proyecto de extensión de la UNL el Club de Leones de Santo Tomé, presidido por Lilian Coronel, como así también alumnos y docentes de la FICH, de la FADU, y de la Escuela especial 2075 Edgardo Manzitti de Santa Fe.

Lo cierto es que la mayoría de las cosas en el sector de exposición aún tienen una forma de presentarse predominante visual, salvo las herramientas de trabajo arqueológicas. (Un recurso agregado, por ejemplo, sería contar con réplicas de los objetos cerámicos en vitrinas para que las manos puedan leer en vivo y en directo.) Es posible que en el futuro se incluyan audios al recorrido del MAST. Mientras tanto, son las 17.45 y el grupo Canticuénticos le dejó el escenario a las parejas de los Retoños del viejo sauce para que hagan su entrada y bailen un gato. Las bandejas con churros y los vasos con bebida caliente que se reparten  vienen bien a esta hora. En otoño la noche llega temprano y el frío la acompaña, tal como lo hace con los ciclistas.  


Representación de un arqueólogo trabajando en una cuadrícula.

Comentarios

Sobre el margen ha dicho que…
Horarios de visita a partir del mes de julio. Lunes a viernes: de 9 a 12.30 y de 14.30 a 18. Los fines de semana: de 14 a 17.